
He estado leyendo algunos comentarios sobre la película Slumdog Millionaire en la web de los críticos cítricos y he encontrado una persona que dice odiar la película y nos explica por qué de una forma muy interesante en su propia reseña. Aventurándome a malinterpretarlo creo que su punto de vista es de quién dice ¿Como me piden reir cuando hay miseria por todos lados? ¿Cómo se atreven a decirme que esto puede tener un final feliz? Desde mi punto de vista esta peli es del mismo corte que La vida es bella, y ha logrado el mismo efecto en la industria. Con la diferencia de que el holocausto siempre ha sido recordado y siempre trae indignación mientras que la India y su pobreza, viene en un pack tercermundista olvidado por la mayoría del mundo “civilizado”, que solo ve el Taj Mahal en bellas fotos o Katmandú en películas que nos ocultan las calles llenas de mierda, el cielo contaminado y la gente que si no vas con cuidado te pasa por encima.
Dicho esto me parece que la película es un acierto total en la industria del cine y espero que los Oscar lo confirmen. Creo que ha logrado aprovechar al máximo la magia y capacidad del cine para transmitir una buena historia y a la vez dejar un mensaje de alarma. Y es que en vez de ver el cine como el enemigo imperialista como suelen hacerlo las películas de autor que sólo se proyectan en unas cuantas salas, Slumdog Millionaire ha optado por jugar el juego de Hollywood y “colar” un buen mensaje a una gran masa, una sociedad de quienes sólo ven escenarios preparados la mayor parte de las veces. Las personas con sensibilidad sabrán que lo que ven no es un final feliz. Sabrán que en la India quedan muchos niños miserables, que la vida de millones no vale nada. Pero a la vez, pueden intentar comprender por qué en los países en los que el bienestar social no te viene de cuna, es importante mantener la sonrisa, tener esperanza y actuar de acuerdo con ello. ¿Es que tendrían que tener depresiones masivas? No, están más ocupados tratando de comer al día siguiente. Y eso los mantiene con vida y trae fuerza de donde parece imposible sacarla. Este es el fenómeno que hace que algunos europeos y estadounidenses que viajan a Cuba o países sudamericanos digan que la gente parece más feliz allí. ¿Están equivocados? No lo creo, lo que pasa es que cuando se tiene tiempo para comerse la olla es lógico caer en la depresión por muchas razones válidas. Por eso algunos en realidad tienen miedo de pensar. Y prefieren ver películas de puro entretenimiento, no cosas que te dejen deprimido e indignado. El "truco" del cine puede hacer que salgan con lo que querían con un añadido inesperado. De allí la magia que nos permite tener todo lo que queremos, ya sea a través de tostones tipo documental que verán algunos cuantos o a través de historias taquilleras que evocan mejor una realidad más dura.
1 comentario:
Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Yo fuí a verla ayer y sí, en parte la historia de Jamal es un cuento demasiado "happy", cuando en realidad, todo lo que le rodea a él es la más grande de las miserias. Pienso que el director juega con el espectador de manera que cuando termine de ver la peli, la cuestión será, ¿crees espectador que es una historia feliz? Y dependiendo de su opinión, se sabrá si verdaderamente ha comprendido la película o no. No creo que lo importante sea Jamal, creo que la película es todo lo demás.
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