noviembre 19, 2009

Hablando de reboots y remakes


Los anglicismos son el pan nuestro de cada día en cualquier ámbito de nuestra vida, en el área científica y tecnológica sobre todo, aparecen estos conocidos “préstamos” de la lengua inglesa. Tanto que nos hemos acostumbrado a oír expresiones como tener un feeling, palabras como hobby, bluetooth, la misma palabra blog, link, backup, bestseller, software, topless, tour, videoclip, vip, e-mail, web, zapping, hot-dog, Cd, gay, fast food, password, shopping, etc. De modo que no es de extrañar que de vez en cuando veamos un thriller en el cine, y no una película de suspense, lo mismo que no veamos nuevas versiones, sino remakes. Y ahora también reboots. Y de eso quiero hablar, no de la ingente cantidad de palabras prestadas que hemos adoptado a la hora de hablar, sino de esta nueva moda en el cine de Hollywood, la de recurrir incesantemente a la vaca de los recuerdos para poder exprimir lo que le quede de leche, y seguir así con el tirón comercial que ya obtuvieran en el pasado. ¿Para qué innovar si se sabe que una idea es buena? De ahí la gran cantidad de remakes y reboots hoy día en el panorama cinematográfico yanki. Pero antes dejemos las cosas claras, porque en esto, como en tantas otras cosas, hay bastante de confusión, y luego se montan “unos pollos” de cuidado en los acalorados foros de la red.

Un remake, como la propia palabra indica, es un rehacer algo que ya estaba hecho con anterioridad, y manteniendo un cánon previamente establecida por la primera película, lo que da continuidad a la nueva respecto a la anterior. A bote pronto recuerdo el remake de King Kong, de Peter Jackson, El planeta de los simios, de Tim Burton, Psicosis, de Gus Van Sant – esta última, que no he visto, es simple y llanamente la misma peli copiada plano por plano, lo cual no parece tener sentido en mi opinión. En ocasiones estas revisitaciones de la película original no consiguen tan siquiera llegarle a la suela de los zapatos a la primera, y en contadas ocasiones sí consiguen aportar algo nuevo, sobre todo cuando la película objeto del remake ha quedado desfasada con el paso de los años. Por ejemplo, aunque yo no haya visto la original de 1958 (dirigida por Kurt Neumann) reconozco que muy buena debería ser para igualar, o incluso mejorar el remake llevado a cabo por el director David Cronenberg en 1986 de La mosca, con Jeff Goldblum en el papel del doctor Seth Brundle. Con esto quiero decir que a veces el remake puede valer el esfuerzo, otras veces simple y llanamente carece de interés. El término se ha aplicado sobre todo en el caso de las series de TV que pasan a ser películas, como es el caso de El fugitivo, serie de TV del año 1963, que fue interpretado por Harrison Ford en la versión cinematográfica de 1993.

Un reboot replantea un nuevo cánon, ya lo dice la palabra, es un rearranque o reinicio, una especie de borrón y cuenta nueva. En general para hablar de reboot tenemos que pensar que habrá más de una película, es decir, que habrá secuelas que seguirán el nuevo cánon. Lo que se cuenta olvida de forma consciente cualquier anterior versión, para poder iniciar la historia de nuevo con absoluta libertad. Como le ha ocurrido a Batman Begins, que gracias a Dios pasó totalmente de las anteriores versiones. Desechó la ambientación gótica de las antiguas versiones de Tim Burton (que a mí sí me gustaba), y también el estilo hortera y colorido de Schumacher (que me pareció horrible) La nueva saga iniciada por Christopher Nolan consiguió que olvidáramos algunas de las anteriores e infames películas acerca del hombre murciélago, y por eso se convirtió en un precedente muy importante en esta moda de hacer reboots. La de contarnos la historia desde cero, pero esta vez, se diría, contándonosla de un modo distinto, y pretendidamente mejor. Casino Royale, reboot de James Bond, buscaba distanciarse lo suficientemente del tono de las anteriores veintitrés películas del agente secreto contándonos sus orígenes, y liberando a las nuevas películas que a partir de entonces se hicieran sobre el agente británico. El increíble Hulk, también quería separarse de la anterior película, Hulk, y cambió la historia desde los mismos orígenes del personaje. Lo mismo pasa con la nueva de Star Trek, Get Smart, etc

No tengo nada en contra de los reboots, si son como el de Christopher Nolan, ni tampoco de los remakes cuando estos están justificados de sobra, cuando por ejemplo, la tecnología ha avanzado lo suficiente como para volver a contarnos la historia con medios más adecuados a los nuevos tiempos. O cuando la anterior versión cinematográfica digamos que era más bien flojilla. Claro, los de Hollywood dicen que lo importante no es “lo que cuentan”, sino “cómo te lo cuentan”. Aunque les venga al pelo para sacarse unos milloncejos no les falta razón. No hay nada nuevo bajo el sol se dice, y lo creo. Del mismo modo que hay un montón de representaciones artísticas tradicionales (pintura, escultura, dibujo) que recrean una y otra vez las mismas escenas, los mismos personajes, idénticos momentos, igualmente cada uno de estas representaciones difieren unas de otras, cuando son buenas, y para mí, no pierden interés. Lo mismo pasa con el cine.

Algunas personas en los foros hablan indistintamente de reboots, remakes, y peor aún, olvidan que algunas de estos remakes y reboots son en verdad adaptaciones de obras literarias que las preceden cuya calidad es superior por lo general, y de las que parecen olvidarse. Hace poco leí que Warner Bros había comprado los derechos de la famosa novela de Michael Ende La historia interminable, para hacer una nueva adaptación. Se hizo una película en 1984 de la mano de Wolfgang Petersen, y dos secuelas más que jamás he visto, ni quiero hacerlo. Como lo que quieren es contar la historia desde el principio, es decir, realizar una nueva y más fiel (espero) adaptación de la novela, hablaríamos de un reboot. Algunos se echan las manos a la cabeza horrorizados ante la sola idea. Pero olvidan que el libro original contiene muchísimas más ideas, y es mucho mejor que la versión cinematográfica del año 1984, por mucho que creyéramos que era fantástica en aquel entonces cuando aún éramos unos peques. Pregunto yo, ¿acaso no se han hecho un montón de reiteradas adaptaciones cinematográficas de la obra de Shakespeare? Y nadie dice que éstas sean reboots, claro, porque no tienen secuelas que dependan de la primera, pero tampoco son remakes, porque no rehacen estrictamente otra película anterior, sino que adaptan nuevamente una obra de teatro, o novela originales, que son la verdadera fuente. Con La historia interminable pasa lo mismo, y nadie debería escandalizarse por eso. La obra literaria da para mucho más, la película ni mucho menos cubrió lo que para mí era y sigue siendo esta extraordinaria novela de fantasía. Horrorizarse ante la sola idea del reboot en este caso no le hace justicia a Michael Ende, porque la obra original es de él, y NO de Wolfgang Petersen.

No conozco casi ninguna adaptación al celuloide que pueda considerarse totalmente fiel al espíritu de la obra literaria. En cualquier caso, aunque sí haya buenas películas que adapten buenos libros, por lo general éstas se dejan demasiadas cosas en el tintero, dada la vastedad de la novela que versionan, llegando en muchas ocasiones a diferir lo suficiente como para que se hagan nuevas adaptaciones cinematográficas. Pero ese es otro tema del que hablaré en otra ocasión.

noviembre 02, 2009

Cuestiones a la luz de la luna

Ayer vi Crepúsculo (nombre en español de la película Twilight) en DVD y me sorprendió que no sea tan mala como esperaba por las críticas que había leído. Me pareció una película entretenida, con un casting bien hecho y que no pretende ser nada más que una historia de amor adolescente. La verdad es que los paisajes y el color son una maravilla, una atmósfera apropiada para unos vampirillos. Pensada desde el inicio como una saga de 3 entregas (Summit Entertainment 2008 – 2009 – 2010), actualmente se está produciendo la última, “Eclipse”. Al ser una historia basada en los libros escritos por Stephenie Meyer, la verdad es que muchos fans deben saber a estas alturas como acaba.

Eso sí, me quedan algunas dudas que supongo la novela deja mucho más claras:

¿Bella se siente atraída porque Edward como vampiro tiene poderes de seducción o porque realmente le gusta desde el inicio?
¿A qué se debe que unos vampiros tengan poderes como ver el futuro o leer la mente y otros no?
¿Cómo puede Bella mantenerse delgada comiendo hamburguesas y patatas cada vez con su padre?
Si todos sabemos que Edward tiene en realidad muuucho más de 18 años, ¿sería acusado de abuso de menores si se sabe que es un vampiro?
¿La asociación de béisbol americana ha pagado alguna contribución para que se haga tal promoción de este deporte a nivel mundial?
¿Realmente esperan que nos creamos que alguien iría a un baile de graduación con un vestido corto, una zapatilla y una escayola (yeso)? Esta claro que no queda bien para que no hayan hecho un plano completo del conjunto.
¿Cuántos coches Volvo tienen los Cullen en total?
¿Por qué el padre de la familia Cullen y Edward tienen el pelo tan tieso? ¿usan gomina o es natural?
¿Por qué si pueden caminar tan rápido Victoria corría para escapar de la policía? ¿a cuántos km. por hora llegan a desplazarse?

A ver si el próximo estreno de esta saga me aclara algunas de estas cuestiones... aunque por el trailer me parece que me va a dar más cosas para preguntar, como por ejemplo

¿a quién le vendió el pelo Taylor Lutner? Y la camiseta, que al parecer el pobre la pierde en la siguiente película... :)

Fuera de bromas, ¡me apunto al estreno!

octubre 08, 2009

Cine 3D estereoscópico - Parte 2


Jon Landau, productor ejecutivo de la película Avatar opina lo siguiente: "La pantalla ha sido siempre una barrera emocional para las audiencias, pero el 3D de calidad consigue que la pantalla desaparezca y que tú te asomes a una ventana que mira hacia el mundo"

Más allá de la necesidad que tiene el cine hoy en día de renovar su oferta, porque el espectador medio cada vez más contempla la posibilidad de no apartarse del sofá del salón y poder disfrutar de una buena película DVD (y ahora también Blue-Ray), en una grandísima pantalla plana y un buen equipo de sonido. Con la aparición del color en los años cincuenta el público abandonó por fin el blanco y negro de los films, y tuvo renovados motivos para acudir al cine y pagar una entrada. Al espectador de hoy hay que darle algo más, y la película de James Cameron puede significar el inicio de una nueva etapa en la historia del cine.

Yo como muchos he disfrutado ya de algunas películas que utilizan el formato de proyección 3D incorporado recientemente en algunas salas de cine. Pero sólo lo he visto aplicado en películas de animación, y por lo tanto no son un punto de referencia con respecto a las películas de imagen real, como la nueva película de James Cameron (y cuyo proceso de realización es mucho más complejo) Y diría que tampoco me aportó demasiado si pienso en lo que pagué en taquilla. Las historias eran buenas, y las habría disfrutado igualmente sin el formato 3D estereoscópico, como es el caso de UP, la última película animada de Pixar. Sí que creo que la película Avatar marcará un antes y un después en esta nueva era cinematográfica que se avecina. Sumergirse en una historia épica, y de ciencia ficción tiene que ser toda una gozada visual. Sin embargo, aunque veo con muy buenos ojos la innovación, creo firmemente que lo que el cine necesita de verdad es mejorar profundamente la calidad del producto sin tener que recurrir al “truco” del 3D. Una buena película, una buena historia, personajes creíbles que nos hagan reir o llorar, que nos emocionen, nunca tendrán nada que ver con la experiencia estereoscópica. Además no pienso que todas las películas deban estar filmadas con la técnica del 3D (que además de caro es complejo, implica utilizar dos cámaras de video filmando a la vez, una que capture imágenes para el ojo derecho, y otra que las capture para el ojo izquierdo) hay películas para las que el 3D no supone ningún cambio sustancial, o al menos no un cambio que justifique un mayor coste de producción. Como ejemplo, cualquier película de Woody Allen, o incluso la última de Tarantino, Inglorious basterds. De manera que el 3D estará dirigido sobre todo a películas de cariz fantástico, épico, de terror; películas cuya credibilidad resulta cada vez ser más imprescindible para el pleno disfrute de las mismas, o cuyo impacto se acreciente considerablemente dada la espectacularidad o terror de las mismas.

De aquí a unos años uno podrá tener en su propio hogar la tecnología necesaria para poder recrear esta experiencia tridimensional, no sólo viendo películas sino también disfrutando con los nuevos videojuegos que salgan al mercado. Confío en que a pesar de ello el Home-cinema no acabe desplazando la experiencia cinematográfica, que en mi opinión es irremplazable. Además necesitaríamos tener una pantalla superior a las 60-70 pulgadas, diría yo, o una de 45 pulgadas o más si se ve la tele a medio metro de distancia…y aún así.

Cine 3D estereoscópico - Parte 1


Dentro de pocos meses se estrenará en los cines la nueva película de James Cameron, el reputado director de Titanic, titulada Avatar

Este nuevo proyecto supone en la carrera del director un sueño hecho realidad, la de poder exhibir en la gran pantalla con el nuevo formato digital 3-D estéreo una película de ciencia ficción, género que tanto le gusta. James Cameron es todo un experto en esto del formato digital 3-D, y al respecto se le hizo hace unos meses una exhaustiva entrevista, muy interesante aunque densa en ocasiones dado el carácter técnico.

A quien más quien menos eso del 3-D ya debe comenzar a sonarle, aunque todavía haya confusión en los términos. Porque no es lo mismo hablar del nuevo “formato 3D estéreo”, que hablar de “imágenes hechas con 3D”. Ya nos hemos acostumbrado a ver en el cine imágenes comúnmente llamadas 3D, como es el caso (aunque no es el único) de las películas de animación de Pixar Animation, que han dejado un poco de lado el formato tradicional, diríamos “a lápiz”, de los dibujos animados de toda la vida ─ aunque sigan haciéndose películas tan maravillosas como Ponyo en el acantilado de Miyasaki ─ En este caso el 3D del que hablamos debe su nombre al programa informático capaz de trabajar creando figuras y objetos tridimensionales ─ en los tres ejes, altura (y), anchura (x), profundidad (z) ─ y que profesionalmente se denomina CGI (Computer Generated Imagery), para poder distinguirlo de esta nueva experiencia cinematográfica que se nos viene encima, la experiencia del 3-D estéreo. Y que tanto confunde a algunos.

La nueva visión estereoscópica 3D en los cines trata de simular la visión que tenemos los seres vivos a través de los ojos, produciéndonos la sensación de tridimensionalidad cuando el cerebro procesa dos imágenes planas (imagen 2D) desde cada uno de nuestros ojos. Los seres vivos disfrutamos de una visión tridimensional fruto de la evolución, necesaria para poder realizar cualquier actividad cotidiana y de este modo no caernos al caminar, por ejemplo. Es la ilusión de “profundidad”, cada uno de nuestros ojos percibe las imágenes de un modo algo diferente al otro, y el cerebro luego se las apaña para construir una imagen con profundidad (en 3D), y así es como vemos la realidad. Evidentemente, cuando vemos una película en una pantalla de cine, o en la televisión, la imagen acaba siendo plana (no tiene profundidad), y no la percibimos como algo real. La película que vemos en la gran pantalla nunca deja de ser algo “irreal”.

Obviamente el cine es ficción, todo es una ilusión, los personajes no son tales, son actores interpretando su papel en escenarios construidos con el propósito de recrear la ficción. El cine es una mentira creíble, y cada vez más dada la rápida evolución de los efectos especiales. Esta “credibilidad” permite que el espectador participe en mayor medida de la experiencia cinematográfica proyectada, ayudando de este modo al mayor dramatismo de la historia que se nos cuenta, que creemos que “de verdad está pasando”.

septiembre 27, 2009

¿Te apetece el cine "catártico", "aspiracional" o "realista"?


Malditos bastardos. Genial idea la del director proveernos de escenas que nos gustaría que fuesen reales. ¿La catarsis de ver a un infame como Hitler acabar como se merece? Una forma diferente de ver a la Alemania nazi, tema tantas veces manoseado en el cine. La justicia ficticia del cine, el final feliz, lo que nos gustaría que hubiese pasado... a veces el sobreestimado realismo nos roba la oportunidad de cambiar las cosas.

Del mismo modo que las cremas de belleza venden esperanza a mujeres que no llevan bien el paso de los años, prometiendo juventud, piel tersa y también ausencia de signos de expresión, tenemos el cine “aspiracional”. Para mi es el cine que muestra panfletos de la vida como usualmente no es, y usualmente se esconde bajo el inocente calificativo de sitcom o comedia romántica... allí vemos al pobre convertise en rico, las pedidas de mano públicas con respuesta inmediata, vestidos de cuento de hadas que nadie sabe como se pagan, la rubia chic que es admitida en Harvard sin el más mínimo esfuerzo ni prueba, la despedida de soltero inborrable, el reencuentro de amigos que nunca discuten... historias que nos gustaría que nos pasaran también... situaciones a las que tal vez aspiramos.
Y aunque puede que en el fondo sabemos que son artificiales, de ficción, para divertirnos y pasar el rato, este tipo de películas aspiracionales son bastante bien recibidas, sobretodo en épocas de crisis, cuando los problemas reales de la vida cotidiana nos golpean a la puerta. Soy la primera en preferir una de estas cuando sufro de estrés laboral.


También hay que tener cuidado, porque a veces el cine de ficción (algunos dirían despectivamente el cine "para evadirse") bajo su primera capa nos muestra más realismo que las historias de guerra o de personajes reales. Allí tenemos a la recién salida District 9 con los elementos que la definen como cine de ficción: bichejos extraterrestres, nave espacial, tiroteos a rabiar, malos remalos. Muchos preferirán ver una película de tinte más realista como Enemigos públicos, por ejemplo. Sin embargo si supieran que District 9 trata de la inmigración, de la intolerancia, de la amistad y la lacra del egoísmo humano, tal vez dejarían a Jhonny Deep para otra ocasión.

agosto 17, 2009

Humanidad y vacío


Hace 3 días tomando una shandy con un amigo hacía recuento de las últimas películas que he visto: la verdad es que de unas 5 ó 6 que recordaba con esfuerzo por lo poco que me conmovieron, la única que me venía a la mente con satisfacción fue Up.

Muchos la habrán descartado si pensaban que era para niños, pero como comentaba en mayo, hay películas que nos pueden pasar desapercibidas porque están marcadas por el estigma del género “infantil”. Con Up la gente de marketing que haya llevado el típico curso de “presentaciones de alto impacto” puede ver un ejemplo de “gancho” inicial simplemente genial.
La película logró mi total empatía con el personaje principal en los 15 primeros minutos, sin recurrir a nada más que una historia humana conmovedora, una historia que hace comprender al espectador el valor de una foto, la lógica de pelearse por un buzón de correo, el deseo de tomar riesgos pasados los 50 años... Si alguien llega a esta película con 10 minutos de retraso, es mejor que se vuelva a casa. Simplemente no entenderá nada.

Por supuesto estas semanas he tenido la cuota de vacío con películas como Bruno y G.I. JOE fue con suerte logran arrancar risas por minutos. Ayer en Enemigos públicos ningún personaje me causó ni el 10% de empatía que sentí por Carl Fredricksen (el viejito de Up)... a pesar de ser actores de carne y hueso. Y es que aunque Jhonny Deep sea un actor interesante, ingenioso y hasta guapo, esta vez parecía que lo veía como en un documental sobre la historia del FBI... ¿era yo o la película era realmente así?

Así que nada, solo me queda recomendaros que no os perdáis Up si aún está en cartelera, disfruten del momento en que el personaje decide dejar atrás el pasado (no es un simple cambio de idea sin un proceso previo, Pixar nos ofrece una evolución del personaje) y tirar la casa por la ventana para seguir con su vida.
Eso sí, el 3D en esta pélícula no es espectacular, si no quieren gastar de más, da lo mismo verla en pantalla normal.

julio 04, 2009

Trailers: la publicidad del cine

A muchos os habrá pasado que habéis visto una peli por recomendación de un amigo o porque la descripción de ella en el periódico del día os pareció interesante. Si dejamos de lado aquellos que van al cine porque les llevan (ver un post anterior para más info), los que se informan un poco antes de ver cine pueden pasar por críticas de todo tipo, normalmente opiniones informales entre amigos, comentarios de críticos en el diario local, webs de crítica de cine y blogs diversos.

Creo que el único medio audiovisual y además controlado por las productoras para promocionar las pelis es el trailer, ese vídeo de escasos minutos que nos permite ver imágenes de la película. Actualmente no tenemos que ir al cine para ver trailers, basta con buscarlos en internet, por lo que su efecto se vuelve cada vez más poderoso.

Creo que realizar trailers es todo un arte, y también un negocio, que esta basado fundamentalmente en el marketing, ya que trata de crear expectativas sobre un producto que se quiere vender: hacer que una película de dos horas sea vista por la mayor cantidad de gente posible con sólo uno, dos, o tres minutos de tiempo es todo un reto y estimo que requiere de un equipo de personas que se preocupen de miles de detalles que el espectador ignora.

Al contrario de la industria publicitaria de televisión, en la que podemos ver piezas comerciales muy buenas y también auténticos mamarrachos promocionando marcas de coches, bebidas, seguros, etc; para empezar la industria del cine tiene menos cantidad de “productos” a promocionar en menos cantidad de tiempo, y el resultado se puede medir mucho mejor a corto plazo en la asistencia a las salas (por supuesto el trailer no es lo único, pero influye en un tanto por ciento importante).

A diferencia de las empresas con una marca que se puede mantener por un período de tiempo (lo cual permite rectificar o al menos tener más oportunidades de dar mensajes), una productora no se puede permitir un mamarracho de trailer, o eso pienso yo.
Y de allí que últimamente siento que casi todos los trailers que veo tienen una calidad muy buena: escenas interesantes, cortes precisos, música que emociona, frases contundentes e inspiradas... el problema es que pueden hacernos creer que la película va a tener realmente el mismo ritmo, y va a hacernos vibrar de la misma manera.

Pero trailers realmente emocionantes nos han conducido a ver películas que sólo consiguieron arrancarnos bostezos. ¿Alguno vió el trailer de Bridge to Terabithia? Puente a Terabithia para mi es un buen ejemplo de un “misleading” trailer. No es que la película sea un bodrio, es simplemente que el trailer puede atraer engañosamente a gente que quiere ver otra cosa. Lo peor que puede pasar es crear una expectativa y luego ofrecer algo distinto. Por otro lado, el trailer no es indicativo de que un guión sea bueno o que los actores sean poco creíbles, ni evita que el montaje sea desastroso, pero al menos debe adelantar la película, no otra película.

Alguien podrá decir que en cualquier caso se cumplió el objetivo, fuiste a ver la película ¿no? Pero la cuestión está en que el equipo de marketing decidió que el contenido tal cual no valía la pena, había que distorsionarlo y hacernos creer otra cosa distinta, porque sino, habrán decidido, no vende. ¿Tal vez entramos al pantanoso terreno de la ética publicitaria? Desde mi punto de vista ser fiel a la película en un trailer sí que tiene efectos en el medio y largo plazo: la gente simplemente no va a creer más que esas escenas sean representativas y es una cuestión de profesionalidad: no vender gato por liebre. Además, vender sin creer en el producto es engaño, y si hay gente de publicidad o marketing a quien le haya pasado (tener que “vender humo” como parte del trabajo), sabrá que la cosa no se sostiene y sólo puede traernos remordimientos con el tiempo.

junio 21, 2009

De héroes y villanos.


¿ Quién de nosostros, cómodamente sentados en una butaca en el cine o en el sofá frente al televisor, no sabría distinguir al “héroe” del “villano”, incluso cuando éste no se pasea disfrazado con unas mallas y una máscara? Hoy por hoy la cultura visual resulta demasiado invasiva en cuanto a pensamiento y cualquiera de las acepciones que queramos buscar al término “héroe” acaba pasando en mayor o menor medida por el filtro que suponen tanto la televisión como el cine; sobre todo para los más jóvenes, aquellos que son aficionados a la mitología de los superhéroes.

Pero de hecho si unos cuantos de nosotros tratáramos de buscar una definición del término “héroe” podríamos acabar descubriendo que nuestra opinión difiere de la de los demás. Las diferencias entre unos y otros tal vez se deban a las dispares concepciones que tenemos acerca de lo que para nosotros es “el Bien y el Mal”. Concepción que dependerá en realidad de una de las muchas éticas, laicas o religiosas, que justifican nuestros actos. Lo que no hay por lo general es COHERENCIA con una determinada ética. Para bien o para mal eso sucede casi de forma exclusiva en la ficción heroica de los superhéroes (héroes con poderes especiales), donde los villanos saben ser coherentes con su ética in extremis egoísta, y se saben malos. Los villanos no tratan de disfrazar su maldad, al menos de cara a los héroes, que también son coherentes con los principios éticos que mueven sus actos.

Los superhéroes hallan su justificación en un mundo cuyos valores son la culminación de un proceso histórico y cultural que han llevado a que mayoritariamente sean aceptados como buenos unos principios éticos concretos. El egoísmo innato, biológico, que nos impulsa a proteger los propios genes frente a los demás ha evolucionado, y de proteger al propio clan, la familia, los amigos, la propia tribu, a través de la empatía, y sobre todo la compasión a la que ésta nos conduce, ha llegado en su forma más sublime y evolucionada a comprender que la humanidad entera es nuestra tribu. Y en vez de recurrir a la competencia destructiva los verdaderos héroes eligen la cooperación. Los superhéroes de los cómics renuncian a hacer un abusivo uso de sus poderes en pos de la cooperación, y para salvaguardar la paz. Los actos de los villanos hallan su justificación en una ética basada en el egoísmo extremo, un egoísmo evolutivo en el que cada ser humano es un mero organismo que busca su propio bienestar a expensas del de los demás. Para los que estén interesados en profundizar en el tema, os recomiendo ver el vídeo de Philip Zimbardo, que trata sobre el concepto del “Mal”. El ejercicio del PODER para intencionalmente: dañar (psicológicamente o físicamente) y/o destruir (mortalmente) y cometer crímenes contra la humanidad.

En el caso de las mitologías o cualquiera de las fantasías heroicas y ficciones que hayamos inventado, la diferenciación entre los héroes y los villanos resulta obvia. Porque éstos son coherentes, y en el caso de los superhéroes como Superman, Spiderman, además cuentan con poderes extraordinarios. No podemos considerarlos modelos reales a imitar, aunque yo sí creo que su total honestidad con respecto a la ética de la que penden sus hazañas heroicas, sea verdaderamente un ejemplo a imitar para todos nosotros.

Antes os he mencionado al profesor Philip Zimbardo y su concepción del “Mal”, pues bien, Zimbardo también nos recuerda que a partir de la comprensión del Mal podemos entender a los héroes. “La misma situación que puede inflamar la hostil imaginación en aquellos que se transforman en perpetradores del mal puede también inspirar la heroica imaginación de otros de nosotros, o acabar en el caso de mucha gente con la pasiva culpabilidad por el mal de la inacción, (aquellos que siguen el consejo de mamá de no meterse en los asuntos de los otros y preocuparse uno de los propios asuntos, cuando en realidad la Humanidad debería ser “nuestros asuntos”)"

Según Zimabardo la banalización” del Heroísmo lleva a que gente ordinaria sea capaz de tomar decisiones morales extraordinarias en ciertas situaciones. La mayoría de quienes se erigen como héroes para la sociedad emergen sólo en situaciones particulares, inesperadas, en el quehacer diario. Deberíamos pensar en nosotros mismos como en héroes potenciales, “héroes a la espera”, y así ser capaces de actuar cuando la situación lo requiera, defendiendo nuestros ideales o principios morales. “Los héroes son gente ordinaria cuya acción social es extra-ordinaria, que actúa cuando otros son pasivos, que se desquitan del EGO-centrismo en pos del SOCIO-centrismo".

En la película de animación Kung Fu Panda. El protagonista, Po, es un panda hijo de un cocinero de fideos, que sueña con convertirse en el Guerrero del Dragón una vez adquiera el pergamino del Dragón, que contiene el secreto del poder ilimitado. En realidad el pergamino está en blanco, porque el poder ilimitado está dentro de nosotros mismos. No necesitamos tener superpoderes para ser verdaderos héroes. Como ya he dicho antes, creo sinceramente que si somos capaces de hacer de nuestra vida un camino coherente con nuestros principios entenderemos lo mucho que de heroico tiene el asunto a veces, inmersos como estamos en una sociedad empeñada en relativizarlo todo para mejor justificar el Mal, y poder de este modo huir de la insalvable y molesta realidad que nos recuerda a cada momento lo que somos, “Héroes” o “Villanos”.

Vía la web TED.com he hallado un blog bastante interesante que lamentablemente esta sólo en inglés por ahora: The Hero Workshop. En la web se debate el trasunto este de los héroes y nos ponen algunos héroes como ejemplo de heroicidad real o ficticia, incluyendo aquella de las películas: si se trata de un héroe vacío como Wolverine o uno real como el capitán Kirk en Star Trek.

Más allá de la ficción mitológica, y demás fantasías infantiles, y de acuerdo a una ética que coopera, compasiva, derivada o no de una moral religiosa, nuestros actos deberían ensalzar la unión de los individuos en pos de unos valores superiores, para que entre todos pudiera haber confianza, y por tanto transparencia donde pudiéramos hallar consuelo, amor para poder perdonar, y respeto. La heroicidad no es exclusiva de unos pocos. Nuestros actos deberían tender a imitar esas condiciones supremas, ejemplificadas de manera excepcional (y extraordinaria) en los grandes héroes tradicionales que la historia nos ha dejado, Luther King, la Madre Teresa de Calcuta, Mahatma Gandhi, etc, que actúan sacrificándose por un ideal superior.

mayo 16, 2009

Películas para niños y no tan niños



Hay personas que sólo buscan el mensaje de una película cuando esta se basa en una historia real. Las películas de dibujos animados o cualquier otra de tinte no realista están destinadas sólo a los niños. Estas últimas no pueden aspirar a dejar un mensaje más allá de criticarles las imágenes poco logradas, los personajes, las bromas o los efectos especiales...

Parece que a las producciones con mayor grado de fantasía se les perdona no tener contenido o mensaje que transmitir, basta con que entretengan, les guste a los niños, haya buenas peleas y explosiones y punto. Sin duda esto es lo que muchas de ellas hacen, pero también están las que nos dejan no sólo un mensaje de fábula tipo Disney sino un mensaje menos enlatado y a la vez también nos pueden hacer sentir emociones reales, si somos capaces de dejarnos transportar por ellas.

En las películas de Pixar, por ejemplo, encontramos mensajes importantes imbuidos en historias divertidas. Nemo, película excepcional en mi colección, creo que deja un mensaje más importante para los padres que para los hijos: hay que transmitir confianza, no ser posesivos, dejar crecer. ¿Habrá padres que la han visto y no se han enterado de que iba por ellos? Cars, película de cochecitos de carrera ¿no? A muchos se les habrá pasado el mensaje en contra de la competitividad como afán iluso y falto de escrúpulos, condena de la búsqueda del éxito por el éxito.

En la última de Batman por ejemplo, nos muestran el sacrificio del héroe: queda como un gusano sólo para que la ciudad mantenga la esperanza. La necesidad de héroes, entendidos como ejemplo a seguir, es a todas luces importante para evitar que se expanda el cinismo (representado por el Jocker). ¿Se comenta esto en los foros?? Noooo, se comenta más el actor, los escenarios, la muerte del actor X...

Y últimamente Ponyo en el Acantilado, última joya de Miyazaki nos deja una sensación de bienestar tremenda... No puedo dejar de cantar la cancioncilla final... y de sorprenderme de la habilidad para contar una historia tan simple con una trascendencia tan grande. ¿Mensaje? No hace falta, si el espectador tiene aún algo de niño sabrá del valor de la película. Eso, si no la han visto, apresúrense que tendrá pocas semanas más si no es esta la última en cartelera.

Supongo que a pesar de todo esto algunos prefieren ver Mar Adentro o Dogma, para comentar sobre temas “adultos” y “realistas” para dar opiniones. Cuando los mensajes en estos casos están tan bien servidos que cualquiera se daría cuenta del editorial del director.

abril 08, 2009

Cine en el Perú, reportaje Express


Siento haber dejado el blog tan desolado por tanto tiempo, pero a veces cuando no hay nada que decir es mejor no decir nada… Aprovecho mis mini vacaciones en Perú para escribir desde Lima este post. Y en línea con mi entorno, qué mejor que describir en pocas líneas la situación del cine en la capital de mi país. Con perdón de los entendidos, claro. Y es que en Lima he podido contar hasta 40 salas y me es imposible analizarlas todas o aventurarme a dar una opinión muy entendida de las infraestructuras. Al menos he identificado 3 cadenas de multicines que “gobiernan” el mercado: Cineplanet, UVK y Cinemark. Para una población de 10 millones de habitantes creo que es bastante aceptable.

Por supuesto la cartelera difiere radicalmente de la de España. Aquí dominan sobretodo las películas estadounidenses y nadie se rasga las vestiduras por este hecho. Eso sí, cuando hay alguna película de producción local los cines se llenan durante tres meses. Eso ha pasado con La Teta Asustada, película que la verdad me parece aburrida de muerte, pero que aquí logra estar a la par que Gran Torino en las clasificaciones de la crítica. Nada más injusto desde mi punto de vista, Eastwood se ha lucido y muy por encima de la película de la peruana Llosa, pero el nacionalismo es así, como el amor, a veces deja un poco ciego. Como anécdota curiosa deciros que esta  REC  de estreno, única película extranjera en estos días.

En cuanto a la comercialización de películas, en el Perú como en cualquier país con acceso a la red, se descargan películas por internet, por supuesto. El problema es que aquí no sólo son para uso personal o para ser vendidos “a escondidas” en la calle como en España, sino que existen sendos centros comerciales con catálogos de películas piratas listos, para consulta del cliente. Puedes hacer tu pedido y recoger al día siguiente una selección de todos los estrenos de la semana si quieres. Por el cómodo precio de 5 soles (no llega a euro y medio), tienes cualquier estreno en tus manos, con portada a color y todo. Por supuesto que esto no está autorizado ni es legal, pero existen prioridades mayores para la policía. Además con una oferta legal con precios similares a los europeos, no es de extrañar que sólo algunos privilegiados tengan acceso a versiones originales con derechos pagados. Pasa lo mismo con los libros. Con un sueldo medio de 200 euros al mes, a mi no se me ocurriría pagar 10 eur por un libro, por muy bueno que este sea. Las versiones de bolsillo son escasas y el precio es el mismo que en España, por tanto, caras. El mismo libro me sale más barato en el aeropuerto de Madrid que en una librería de Lima. Por tanto, cuando se dice que la gente no lee, hay que preguntarse si es por falta de ganas o de recursos.

Al menos el acceso al cine no esta tan restringido. Aquí los precios varían considerablemente según el barrio (distritos). El precio de una entrada de cine en un barrio de clase obrera puede valer el 50% de la entrada del cine ubicado un barrio de tipo comercial o turístico. El libre mercado ha logrado aplicar la discriminación de precios en este caso para beneficio de más espectadores, aun así ir al cine es una actividad de ocio cara, especialmente si va acompañada de popcorn y gaseosa (aquí las "palomitas" son las que vuelan y el "refresco" es una bebida sin gas, pero la palabra se usa poco). Además si se va en carro (el coche es para el bebé), el parking/estacionamiento se paga aún más caro si estas dentro de un centro comercial. En fin, que están todas las consideraciones de precio de siempre, pero con un recargo por seguridad y comodidad en cada caso.

Y aquí termino este mini reportaje, auspiciando un lleno total de las salas para este fin de semana Santo. Y es que los que no salen de Lima al menos pueden evadirse viendo una loca por las compras o llevando a los niños a ver  Monsters versus Aliens eso sí, con la opción subtitulada disponible. ¡Nos vemos en Mallorca!

marzo 20, 2009

La primera vez


Aún recuerdo con extraordinaria viveza la primera vez que entré en una sala de cine. Debía tener cinco o séis años. En aquel entonces había muchas reposiciones en los cines, muchos más por cierto que ahora, pues no existían los multicines, ya no hablo tan siquiera de los multicines integrados en los grandes centros comerciales. No existía el sonido THX, ni sonido envolvente ni nada del estilo, tampoco existía el DVD, y tampoco el VHS. Aunque en lo que a sonido se refiere la cosa no ha cambiado demasiado, ya que en muchas salas de cine en la actualidad el sonido es más bien mediocre.
Mis padres, sobre todo mi padre, han sido casi siempre aficionados a ver películas. Mi padre desde niño era ya un asiduo a las películas proyectadas en el pequeño cine del pueblo, y supongo que también soñaba con cabalgar por el salvaje oeste junto a “Yon Baine” (John Wayne), o tener la sofisticación y temeridad del agente 007 “Yeims Bond” (James Bond).
La primera vez, que entré en una sala de cine, que recuerde, yo y mis padres vimos Ben-Hur, de William Wyler, con Charlton Heston como protagonista absoluto. No era la primera vez que mis padres veían en la pantalla grande la trágica historia de Judá Ben-Hur, como he dicho antes, había muchas reposiciones en los cines en los años setenta y comienzos de los ochenta. La sala estaba a oscuras, la puntualidad no era precisamente una característica de mis padres, nos sentamos en un lateral, iluminado parcialmente por la para mí entonces gigantesca pantalla que colgaba frente a los espectadores. Fue realmente mágico, nos acomodamos y segundos después pasé de estar sentado en una butaca de cine a estar sumergido en una realidad totalmente distinta a la mía propia, durante las casi cuatro horas de proyección.
Es muy difícil con la edad poder volver a experimentar tal grado de evasión, nunca podemos ya abandonar del todo la penosa carga de la mochila de preocupaciones con que cargamos día a día. El poder de fascinación es hoy día difícil de describir para mí; una fascinación adictiva para quien experimentó eso siendo niño.
Soy aún capaz de visualizar el momento en el cual la voz en off del narrador, cuyo doblaje en español correspondió a Ramón Martori, y que tan grabada está en mis recuerdos, daba paso a la historia de Judá. Las imágenes se proyectaban a lo largo y ancho del escenario, aquello era algo muy grande, vasto e indescriptible, que consiguió que yo pudiera seguir con sumo interés los terribles avatares del judío que era injustamente condenado a galeras por alguien a quien él había considerado amigo suyo. Viendo la película experimenté, diría yo por vez primera, la rabia e impotencia del protagonista ante tantas y tan injustas calamidades, antojándoseme casi impensables en la vida real. Algo demasiado dramático para ser cierto. Despertaba en mí emociones púberes y abrumadoramente ingenuas. Gocé viendo la carrera de cuádrigas, aquello era en verdad impactante, tanto que acabé con dolor de cabeza al salir de la sala de cine. Disfruté con la venganza de Judá, y creí comprender el poder liberador de la paz cuando el protagonista milagrosamente dejaba por fin de odiar a su enemiga Roma. Los hay que todavía creen entenderlo me parece a mí, pero aquello era algo más grande de lo que ya me parecía entonces, difícil de comprender más allá de la ficción hollywoodiense.
El cine en aquellos días todavía era capaz de secuestrarme emocionalmente durante la proyección, absoluta e irremediablemente. Pocas veces he vuelto a experimentar algo semejante después de aquella primera vez. Sentí algo parecido cuando con ocho añitos ví En busca del Arca perdida de Steven Spielberg, que me marcaría definitivamente, para bien o para mal. Y más adelante ya, con La Comunidad del Anillo de Peter Jackson. Gracias a Dios todavía no he perdido del todo la capacidad de fascinación, cruzo los dedos.

marzo 15, 2009

Sobre el tamaño de la pantalla y las tarjetas de espectador frecuente


Leí una entrevista al dueño de la empresa que creó el IMAX. Por lo que parece, esta convencido de que el Home Cinema no será capaz de hacer irrelevante el cine, sobre todo a aquellas salas que con su tecnología parecen "engullir" al espectador. Entiendo que a la mayoría de la gente y sobre todo a los niños les encante sentirse dentro de la peli: tocar la nieve de Polar Express, volar con Superman... la verdad es que nunca he asistido a un estreno en sala IMAX, pero en Disney creo haber entrado a algunas atracciones con este tipo de proyección. Estar en el espacio, viajar en el tiempo con Mc Fly, son algunas sensaciones que pueden experimentarse.
¿Cuál es el tamaño ideal de la pantalla? Para mi depende de la peli, cuando se trata de ver películas como El Lector o Revolutionary Road no soy muy exigente. En cambio cuando se trata de ver Batman Begins o Watchmen, es mejor que sea lo más grande posible...
Ultimamente he ido a salas más tradicionales y me he llevado desilusiones ya no solo porque la pantalla parece ridícula en comparación con las de multicines sino que las sillas están en un estado deplorable. Una vez que se prueba la calidad, es difícil adaptarse a menos. No hay donde dejar la botellita de refresco o el sillín se levanta sin remedio.
Me sorprende que en Londres por ejemplo, mi compañero de blog,  haya encontrado salas en las que aún se ven cabezas al frente... al parecer el coste de reforma de edificios en el centro de Londres puede ser inviable para algunos gestores. Me parece increíble que haya salas que resistan el embate de multicines escalonados, la verdad. Claro, que como dije en mi primer post, hay espectadores a los que esto les importa un pimiento.

¿Será por eso que se hayan puesto de moda las tarjetas de fidelidad? Para seguir la tendencia de aerolíneas, supermercados, tiendas de ropa, discos, y no sé si con mucho éxito, pero en Mallorca tenemos dos tarjetitas que "premian" al espectador frecuente: la CINESA y laAFICINE. La CINESA se usa sólo en las salas del Festival Park, pero te da la ventaja de pagar 4.50€, y te envían por email noticias y promociones especiales si quieres. Acumulas puntos que puedes canjear por palomitas, refrescos, entradas y otros. Hay que decir que en el cine de esta cadena se agradece que te dejen pagar con tarjeta de crédito o débito (Festival Park). Gracias a ser una cadena nacional, por lo visto tiene partners interesantes, como Iberia, que ya te deja canjear tus puntos por entradas. 
La tarjeta AFICINE en cambio, agrupa a varios cines más en Mallorca, pero como competencia regional es más modesta, desde el formato (papelito cutre), y no te da ningún descuento frente a los que no tienen la tarjeta, sólo te deja canjear los puntos que acumulas, como la otra. 
En la primera me parece que hacen un esfuerzo considerable por recoger información del espectador asiduo. Una amiga me decía que casi no la saca porque el cuestionario web era larguísimo. En la tarjeta AFICINE en cambio, la anonimidad prima. No sé cómo pretenden saber si soy cliente más o menos asiduo si no tiene un lector identificativo... pero bueno, en el último Fancine de Mallorca (revistilla de las salas Aficine con resúmenes de estrenos) ofrecen hacerte titular VIP si usas la tarjeta más de 150 veces en un año... a buena hora avisan. Se echa en falta un teléfono de consultas o sugerencias, porque no tengo idea de cómo van a contabilizar esas 150 veces (que echando cuentas significa que alguien que va una vez por semana lo tiene chungo). ¿será que lo saben imposible?? Habrá que intentarlo.

marzo 05, 2009

El Bluff

Críticos de cine. ¿Quiénes son ¿ ¿Cómo son? Me puse a pensar un rato y como en una epifanía la imagen se me apareció clara y concisa, un tipo de físico descuidado, con enormes gafas con dioptría culo de botella y con algo de joroba hurgaba entre sus papeluchos, las chorrocientas mil revistas dedicadas al cine, Cahiers du cinéma, o Dirigido por, y cientos de películas en VHS se amontonaban sobre la estantería, que se tambaleaba sobre la mohosa pared que la sostiene a ella y al póster de la película Sérpico, sujeto en la pared con papel celo. Un pequeño flexo ilumina la abarrotada mesa donde el crítico apoya la Cánon Typestar 110. Un sucio calendario de la película Blade Runner, marca la fecha 1986, aunque ésta no fuera la fecha de su estreno. Pues sí, la alumbrante visión colmó mis asperezas para con la nueva ola de críticos de qualité que aterrizaron allá por los años noventa, y los críticos del nuevo milenio. Aquel tipo marginal que se esconde en la diminuta buhardilla escribe pensando en aquel suculento chuletón de Aranda de Duero, acompañado por un vino Ribera de Duero, y en lo pobre y seco que resulta el bistec de cerdo que yace sobre el plato, mientras que bebe vino Carrefour. Con esto quiero decir, que este intelectual cinematográfico sabe distinguir un buen film de un cagarro de película. Él probó el chuletón, degustó el buen cine, él amó al cine, y no se vendió, y por ello no dijo tonterías. Tampoco le pagaron mucho por hablar de ello. Pero en los noventa aterrizaron los cuatro amiguetes que se las dieron de modernos, que hablaron de cine en una década cinematográficamente lamentable, que se dejaron perilla, llevaron enormes gafas de pasta negra sin tener dioptrías y se codearon con las estrellas, en los Festivales de cine. Éstos ya no escribían en diminutos cuartuchos donde apenas había espacio para la Cánon Typestar 110, no, éstos ya tenían espaciosos apartamentos, donde se dejaban llevar por la novieta que les decía que Brad Pitt era muy guapo, para que constara en la crítica de turno. La créme de la créme bajo la sombra del Grupo PRISA, y que parecían y parecen aún comunicarse exclusivamente entre ellos y nadie más. Lo pedante rallano con el más puro bluff acecha a cualquiera que desee adentrarse en el ortopédico terreno de la crítica cinematográfica.
En 1997, y gracias a internet, surgió por vez primera la idea del Weblog, el blog. Un medio a través del cual se puede dar a conocer la información deseada a través del ciberespacio. La mayoría utiliza estos espacios personales a modo de diario personal, en los que se nos narran las mil y una anécdotas, aburridas o no, del día a día de la persona creadora del blog. Pero los blogs sirven también para transmitir un conocimiento concreto y poder hacerlo llegar a cientos e incluso miles de personas. Estos blogs pueden utilizar enlaces a otros blogs o portales webs en los propios posts (entradas de información con fecha de publicación y que se organiza de forma automática), de manera que la información se multiplica, y al final el imbricado de conexiones se hace inabarcable. La oportunidad de transmisión de conocimiento nos permite compartir lo que sabemos o creemos saber, de un modo más rápido e inmediato. Y lo más increíble es que al escribir en internet el contenido puede llegar a cualquier persona de cualquier parte del mundo. Los blogs parieron a estos nuevos cibertransmisores del conocimiento, y no al revés, y éstos crearon el gran bluff (un engaño, una bravata, pura apariencia). Hablando de “críticos cinematográficos”, ¿de dónde viene el conocimiento transmitido por estos críticos de cine en el nuevo milenio? ¿Qué valor tiene? Los nuevos escritores de críticas cinematográficas, en general son meros reseñadores de cine, gente que sobre todo habla acerca de las películas que han visto, que desea compartir su afición con los demás, y cuyos criterios a la hora de calificar la calidad de la obra pueden ser más o menos afortunados, pero nada más. Es inútil intentar convencer con razones vacías, por lo que he podido ver en general, a los demás. Este bluff cinematográfico nos sirve de guía, es opinión cuando no pretende nada más, que no llega a “verdadero pensamiento” muchas veces. En palabras de T.H. White: “Las opiniones son callejones sin salida”, y “las discusiones” originadas en los comentarios a los post en este caso “son una exhibición de fuerza mental, son un hacer esgrima con argumentos no para obtener la VERDAD, sino la victoria.” Es curioso que sin embargo los blogs le deban gran parte de su éxito a los comentarios que se derivan de los mismos posts, estableciendo una relación directa entre los lectores y el escritor. Lejos están los tiempos en los que sólo unos pocos podían hablar con pretendida autoridad acerca de algunos asuntos. Creo que muy pocos de los que nos consideramos “críticos de cine aficionados” hayamos probado realmente un buen chuletón de Aranda de Duero como para poder discernir lo bueno de lo malo, pero al menos, podremos compartir nuestra visión particular con esa increíble masa de cibernautas que se pasean diariamente por la red regalando conocimiento...o desconocimiento. Es la paradoja de este gran bluff a que nos lleva la devaluación de la información cuando ésta proviene de tantas y tan diferentes fuentes.

febrero 28, 2009

¿Qué hace exitosa una peli?

Hay películas que se basan en libros, adaptaciones mejores o peores de obras mediocres o excelentes. Pero también están las películas que se basan en guiones originales, escritos por profesionales. Son miles los guiones que buscan lugar en la gran pantalla y al parecer la selección de una historia con potencial de cine hasta ahora ha dependido de la subjetividad de algunas personas. Por supuesto son personas con experiencia, que leen muchos posibles guiones y seleccionan los que a su parecer tienen aquellos elementos que hacen de un simple relato un éxito de taquilla. Y como no, a veces se equivocan... o eligen buenos guiones que un director destroza o un mal casting echa a perder.

Algunos científicos creen que este proceso subjetivo debe cambiar: proponen utilizar modelos informáticos para que se elijan historias que contienen los componentes que normalmente hacen exitosa una peli. Proponen aplicar la fórmula que mejor se adapte al mercado. Por supuesto, desde el punto de vista de los estudios, esto significa reducir el riesgo de su inversión. Pero ¿en qué se han basado para montar el modelo?

¡En críticas de cine sacadas de internet! Es decir, de una muestra “representativa” de personas que opinan sobre películas que ya han visto.

Desde mi punto de vista es un modelo que traspasa la subjetividad de la elección de los lectores profesionales a la de unos críticos de cine. Los guiones seleccionados normalmente ya siguen unos patrones marcados por la mayoría: heroína o héroe, final feliz, historia de amor irreal, frases encumbradas soltadas sobre fondos de ensueño, drama total, efectos especiales... Vemos historias con elementos copiados cambiando sólo personajes y escenarios. Y hay algunas películas que rompen el esquema para pasar a marcar tendencia.

Por tanto ¿cuáles son los factores de éxito realmente? Y con éxito me refiero a que recaude lo suficiente como para que se acabe todo el merchandising y no sólo a que se lleve un premio en un festival europeo o tenga fans de culto desperdigados. Se trata de un éxito tanto en términos de negocio como artísticos. Que sea una referencia.

Dudo que sólo sea un tema de distribución en multicines como a algunos les gustaría. Tampoco creo que se trate de una apuesta por el guión como la base sobre la cual cuelga todo. Aunque se cuente con un super guión y un director oscarizado, una vez hecha la peli, tal vez su éxito comercial dependa de que se promocione en la tele, que no haya pelis competidoras en la misma semana, que tenga una clasificación apropiada, una campaña DVD/Blue Ray potente, la presencia de un actor de moda y que cuente con buenas críticas. Hay guiones simploncitos que dan lugar a pelis bastante buenas (Slumdog Millionaire por ejemplo) y El Padrino es un best seller con una adaptación al cine magnífica, así que tenemos de todo un poco.

Creo que el éxito comercial de las pelis también se basa en una combinación de trabajo bien hecho, por parte de un equipo, un buen director que sepa tomar decisiones adecuadas y contar historias, un buen casting, una historia memorable (sea en base a un guión de lujo o no), una buena campaña de publicidad y promoción, (incluidas las relaciones públicas en Hollywood) un estudio potente y mucho sentido de la oportunidad (fecha de estreno – necesidad social). No me gusta ver una película triste para terminar de rematar un mal día. Estados Unidos en recesión no suele ser un buen mercado para películas con finales tristes, en cambio, cuando hay prosperidad, se suelen aceptar mejor.

Tal vez en el futuro no sólo se mida el éxito por los ingresos de taquilla y venta de DVDs/BR sino también el número de descargas en hogares. De hecho actualmente la recaudación del primer fin de semana da una luz sobre lo que se podrá recaudar en la edición DVD. Cuando el espectador tenga el absoluto control gracias a la tecnología digital, será cada vez más importante que la historia nos conmueva, nos diga algo para recordar y que los guionistas no se dejen ver en las escenas. ¿La difusión de trailers y previews vía televisión digital será mucho más importante que el número de multicines?

febrero 24, 2009

Yo también he ido al Renoir


Hace tiempo un tipo me dijo: “Yo no voy al cine, yo devoro libros”. Le sonreí, y luego le dije, “ah, muy bien”. Después me di la vuelta y busqué algo que beber. Estábamos en una fiesta de cumpleaños y daba vueltas sin saber muy bien dónde situarme. Creo que no comprendí qué quería decirme con aquella vehemente afirmación, tampoco hay que buscarle tres pies al gato. A veces uno busca mensajes ocultos donde no los hay, supongo que por hallar algún sentido al mensaje recibido. Para decirme que lee libros no necesita acotarme su indiferencia para con el séptimo arte.
Hace tiempo yo le dije a un colega: “Estoy leyendo a Lovecraft, es genial” Él me contestó: “Yo no tengo tiempo para esa clase de literatura, ahora estoy leyendo a los grandes, estoy con Dostoievski” Yo ya los había leído, y ahora, a la inversa que él, me divertía.
Hace ya no tanto tiempo alguien me dijo: “Sí que me gusta ir al cine, voy de vez en cuando, pero yo sólo voy al cine Renoir
Aquí en Palma de Mallorca los cines Renoir ofrecen por lo general un cine alternativo, de difícil distribución, con un público más restringido, a veces, sólo a veces, más exigente con la oferta cinematográfica que nos llega de todos lados, lo que es un decir, porque casi todo llega de los Estados Unidos. Y muy importante, las películas llegan en su versión original, con subtítulos en castellano. Al respecto reconozco que hoy por hoy la entrada es más cara en este cine que en cualquier otro, (¿por la escasez de clientes tal vez?). Para colmo cada vez con más frecuencia las películas exhibidas en este cine son las mismas que uno puede encontrar en un cine sin la distinguida tradición social que lo caracteriza.
Lo que sucede con esta clase de cines es que algunas personas, aquellas que consideran que todo en la vida es colgarse etiquetas y medallas, han decidido renegar del cine en general para acuñarse la bendita medalla intelectual que parecen merecer al no dignarse a pisar cualquier otra sala comercial. La puntualización, “yo voy al cine, pero sólo al Renoir”, parece querer transmitirnos un mensaje, tal vez que su categoría intelectual, comprometida (con lo que sea), le impide acercarse a la taquilla venenosa de las grandes salas donde se exhiben productos de la talla de Di que sí con Jim Carrey, o Transformers. En mi caso nunca ha sido un problema meterme en un cine a ver La salchicha peleona con Chris Farley, o Andrei Rublev de Tarkovski (aunque creo que, para ser sincero ahora sería algo más reticente a pagar por la primera) Más allá de la valoración que luego le quiera dar a cada una, y la impronta que hayan dejado en mí. El CINE con mayúsculas abarca mucho más que las diminutas consideraciones pretendidamente esnobs de algunos que ven en el cine una forma más de demostrarnos su posición social, intelectual, política. En los noventa comenzó a ponerse de moda el rollo este de hacer uso del “cine” marginal" como excusa para poder adoptar la petulante pose cara a los demás, como venía haciéndose antes con la literatura o la pintura. Estos “zapateros remendones” que alardean de Renoir son personas por lo general sin nada que contar, que consideran distinguido hablar de oídas, de lo que dicen otros que en su opinión tiene mayor validez que lo que puedan decir ellos, y que sólo puede provenir, en este caso, de las películas proyectadas en las salas del cine Renoir. Yo también he sido asiduo al Renoir hace ya tiempo, aunque nunca dejé de meterme en cualquier otra sala de cine si venía a cuento. No digo por ello que al ir al cine Renoir uno sea irremediablemente un esnob, yo mismo voy alguna que otra vez, no, en absoluto, en ocasiones uno puede darse de narices con películas que son más que recomendables, y que asoman tímidamente la cabeza por entre las demás películas, que seguro cuentan con un tremendo empuje por parte de las distribuidoras y la publicidad que las acompaña en general.