
Después de varios meses he encontrado algo que por fin me motive a escribir un nuevo post, la inspiración me vino con la película Invictus.
Invictus es la típica historia que si nos la cuentan como documental nos quedaríamos dormidos. Nelson Mandela intentando hacer de Sudáfrica un país sin división racial es una historia real, así que no hay sorpresas para el que esta informado. Contar una historia ya conocida de manera interesante es de por sí un logro. Además de esto, contarla, ganar dinero con ello y transmitir un mensaje inspirador creo que es la excepción a la regla.
Eastwood nos cuenta cómo se llevó a cabo una estrategia de marketing social con maestría. El objetivo: lograr que blancos y negros, divididos por años de apartheid encuentren un punto en común para empezar a sentirse parte de un solo país. Nelson Mandela utiliza una marca ya existente, la de un equipo de rugby nacional. Asume el reto de hacerla visible, apetecible para los ciudadanos negros que antes la repudiaban. La hizo crecer a través de comunicación positiva, acciones de responsabilidad social y un buen producto: nadie quiere ser parte de un equipo que pierde. Y el hilo de toda la historia es un mensaje de perdón y fortaleza de espíritu, transmitido a través de un poema corto pero cargado de emoción, y personificado en el propio Mandela (interpretado por Morgan Freeman).
Son muchas las películas que nos entretienen por dos horas y casi en cuestión de minutos nos hemos olvidado de lo que hemos visto. Las menos son aquellas que por alguna razón mencionamos cuando nos preguntan “¿cuál es tu película favorita?” en los perfiles de Internet. Construyendo sobre una idea anterior, creo que podríamos clasificar las películas entre aquellas que inspiran a través de historias que apelan a valores humanos y aquellas que después de entretener nos dejan el vacío de una historia irrelevante más.
Por su capacidad de transmitir el “factor humano”, la recién estrenada película de Clint Eastwood ha sido para mi la mejor con diferencia desde Ponyo en el Acantilado, y eso a pesar de Avatar, que sigue rompiendo en taquilla ofreciendo por supuesto muy buenos efectos especiales pero una historia más bien normalita desde mi punto de vista. Y es que a veces algunas buenas imágenes no valen más que mil palabras.
Para los interesados, os dejo con el poema que cita la película, en su versión en inglés de William Ernest Henley:
Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find, me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll.
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul
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