octubre 08, 2009

Cine 3D estereoscópico - Parte 2


Jon Landau, productor ejecutivo de la película Avatar opina lo siguiente: "La pantalla ha sido siempre una barrera emocional para las audiencias, pero el 3D de calidad consigue que la pantalla desaparezca y que tú te asomes a una ventana que mira hacia el mundo"

Más allá de la necesidad que tiene el cine hoy en día de renovar su oferta, porque el espectador medio cada vez más contempla la posibilidad de no apartarse del sofá del salón y poder disfrutar de una buena película DVD (y ahora también Blue-Ray), en una grandísima pantalla plana y un buen equipo de sonido. Con la aparición del color en los años cincuenta el público abandonó por fin el blanco y negro de los films, y tuvo renovados motivos para acudir al cine y pagar una entrada. Al espectador de hoy hay que darle algo más, y la película de James Cameron puede significar el inicio de una nueva etapa en la historia del cine.

Yo como muchos he disfrutado ya de algunas películas que utilizan el formato de proyección 3D incorporado recientemente en algunas salas de cine. Pero sólo lo he visto aplicado en películas de animación, y por lo tanto no son un punto de referencia con respecto a las películas de imagen real, como la nueva película de James Cameron (y cuyo proceso de realización es mucho más complejo) Y diría que tampoco me aportó demasiado si pienso en lo que pagué en taquilla. Las historias eran buenas, y las habría disfrutado igualmente sin el formato 3D estereoscópico, como es el caso de UP, la última película animada de Pixar. Sí que creo que la película Avatar marcará un antes y un después en esta nueva era cinematográfica que se avecina. Sumergirse en una historia épica, y de ciencia ficción tiene que ser toda una gozada visual. Sin embargo, aunque veo con muy buenos ojos la innovación, creo firmemente que lo que el cine necesita de verdad es mejorar profundamente la calidad del producto sin tener que recurrir al “truco” del 3D. Una buena película, una buena historia, personajes creíbles que nos hagan reir o llorar, que nos emocionen, nunca tendrán nada que ver con la experiencia estereoscópica. Además no pienso que todas las películas deban estar filmadas con la técnica del 3D (que además de caro es complejo, implica utilizar dos cámaras de video filmando a la vez, una que capture imágenes para el ojo derecho, y otra que las capture para el ojo izquierdo) hay películas para las que el 3D no supone ningún cambio sustancial, o al menos no un cambio que justifique un mayor coste de producción. Como ejemplo, cualquier película de Woody Allen, o incluso la última de Tarantino, Inglorious basterds. De manera que el 3D estará dirigido sobre todo a películas de cariz fantástico, épico, de terror; películas cuya credibilidad resulta cada vez ser más imprescindible para el pleno disfrute de las mismas, o cuyo impacto se acreciente considerablemente dada la espectacularidad o terror de las mismas.

De aquí a unos años uno podrá tener en su propio hogar la tecnología necesaria para poder recrear esta experiencia tridimensional, no sólo viendo películas sino también disfrutando con los nuevos videojuegos que salgan al mercado. Confío en que a pesar de ello el Home-cinema no acabe desplazando la experiencia cinematográfica, que en mi opinión es irremplazable. Además necesitaríamos tener una pantalla superior a las 60-70 pulgadas, diría yo, o una de 45 pulgadas o más si se ve la tele a medio metro de distancia…y aún así.

Cine 3D estereoscópico - Parte 1


Dentro de pocos meses se estrenará en los cines la nueva película de James Cameron, el reputado director de Titanic, titulada Avatar

Este nuevo proyecto supone en la carrera del director un sueño hecho realidad, la de poder exhibir en la gran pantalla con el nuevo formato digital 3-D estéreo una película de ciencia ficción, género que tanto le gusta. James Cameron es todo un experto en esto del formato digital 3-D, y al respecto se le hizo hace unos meses una exhaustiva entrevista, muy interesante aunque densa en ocasiones dado el carácter técnico.

A quien más quien menos eso del 3-D ya debe comenzar a sonarle, aunque todavía haya confusión en los términos. Porque no es lo mismo hablar del nuevo “formato 3D estéreo”, que hablar de “imágenes hechas con 3D”. Ya nos hemos acostumbrado a ver en el cine imágenes comúnmente llamadas 3D, como es el caso (aunque no es el único) de las películas de animación de Pixar Animation, que han dejado un poco de lado el formato tradicional, diríamos “a lápiz”, de los dibujos animados de toda la vida ─ aunque sigan haciéndose películas tan maravillosas como Ponyo en el acantilado de Miyasaki ─ En este caso el 3D del que hablamos debe su nombre al programa informático capaz de trabajar creando figuras y objetos tridimensionales ─ en los tres ejes, altura (y), anchura (x), profundidad (z) ─ y que profesionalmente se denomina CGI (Computer Generated Imagery), para poder distinguirlo de esta nueva experiencia cinematográfica que se nos viene encima, la experiencia del 3-D estéreo. Y que tanto confunde a algunos.

La nueva visión estereoscópica 3D en los cines trata de simular la visión que tenemos los seres vivos a través de los ojos, produciéndonos la sensación de tridimensionalidad cuando el cerebro procesa dos imágenes planas (imagen 2D) desde cada uno de nuestros ojos. Los seres vivos disfrutamos de una visión tridimensional fruto de la evolución, necesaria para poder realizar cualquier actividad cotidiana y de este modo no caernos al caminar, por ejemplo. Es la ilusión de “profundidad”, cada uno de nuestros ojos percibe las imágenes de un modo algo diferente al otro, y el cerebro luego se las apaña para construir una imagen con profundidad (en 3D), y así es como vemos la realidad. Evidentemente, cuando vemos una película en una pantalla de cine, o en la televisión, la imagen acaba siendo plana (no tiene profundidad), y no la percibimos como algo real. La película que vemos en la gran pantalla nunca deja de ser algo “irreal”.

Obviamente el cine es ficción, todo es una ilusión, los personajes no son tales, son actores interpretando su papel en escenarios construidos con el propósito de recrear la ficción. El cine es una mentira creíble, y cada vez más dada la rápida evolución de los efectos especiales. Esta “credibilidad” permite que el espectador participe en mayor medida de la experiencia cinematográfica proyectada, ayudando de este modo al mayor dramatismo de la historia que se nos cuenta, que creemos que “de verdad está pasando”.